La puerta que no conduce a ninguna parte en la Catedral de Barcelona
No es una ventana. No es un balcón. Es una puerta,
cerrada a cal y canto. Si la abres desde dentro de la Catedral y das dos
pasos, caerás desde una altura de tres metros al Carrer dels Comtes de Barcelona. No te garantizamos que sobrevivas.
¿Para qué quiere uno de los edificios más emblemáticos de toda
Barcelona una puerta que no lleva a ninguna parte? Estarás pensando. Y
no, no es una decoración de un arquitecto vanguardista ni un error de
diseño. Tampoco se trata de unos albañiles faltos de cálculo. La
explicación es mucho más sencilla (y obvia si echamos un rápido vistazo a
la pared bajo la puerta) que todo eso.
La puerta estaba conectada antiguamente al edificio frente a la Catedral, el Palau Reial Major, mediante un puente. Esta obra se hizo así bajo el mandato del rey Martí l’Humà (sí, el mismo cuyo trono codiciaba Hitler). Así, el monarca podía pasar desde su casa a la Catedral sin tener que mezclarse con la plebe. Cosas de reyes, ya saben.
La conexión le llevaba directamente a su palco, donde ahora se sitúa el órgano.
El puente se derribó bajo mandato de Felipe V a principios del Siglo XVIII, y desde entonces la antigua puerta permanece allí, cerrada y esperando. Foto principal: La Vanguardia Fuente: La Vanguardia
Desde siempre los edificios de Barcelona han
sabido llamar la atención. No es algo que digamos nosotros (que
también, no vamos a ir de falsos modestos) sino que es una opinión
compartida entre quienes nos visitan. Por desgracia, algunos de ellos ya
no están entre nosotros.
Hoy hemos rescatado de la memoria estos diez edificios que durante una época eran la envidia de otras ciudades.
El Torín
Fue la primera plaza de toros de Barcelona y estuvo operativa en La Barceloneta desde 1834
hasta 1923, a excepción de seis años entre 1835 y 1841 con motivo de
los disturbios de los conventos (comenzaron en la plaza por la “mala
calidad” de unas corridas y la cosa derivó en la muerte de varios
frailes). La plaza fue derribada en 1944 y hoy en día su lugar lo ocupa la Torre Mare Nostrum.
Casa Gralla
La Casa Gralla fue uno de los edificios señoriales de estilo renacentista más importantes de Barcelona y se encontraba en el Carrer de la Portaferrissa.
No está muy clara su construcción, pues los arquitectos y años bailan
en una tesitura propia de los siglos en los que fue construida, aunque
se cree que su aspecto final llegó con el Siglo XVI. En esta casa se
alojó gente de gran importancia como Fernando el Católico. Fue derribada en 1856 pese al descontento de muchos sectores para conectar el Carrer de la Portaferrissa con el Carrer de la Canuda, dando lugar al actual Carrer del Duc.
Hotel Internacional
El hotel se construyó expresamente para la Exposición Universal de 1888 en el Passeig de Colom y se edificó en… atención… ¡53 días! Para ello había turnos de trabajo nocturnos y se contó con 650 albañiles y peones, 100 carpinteros y 40 yeseros.
Desde su comienzo, el proyecto estaba marcado por su temporalidad (se
derribaría al final de la Expo) aunque poco a poco fueron surgiendo
defensores de hacer permanente el inmueble. Finalmente, el edificio
cumplió su cometido y fue demolido el 1 de mayo de 1889,
un año después de su inauguración. Tenía 600 habitaciones y 30
apartamentos para familias numerosas con una capacidad total para 2.000 personas.
Antigua sede del Círculo Ecuestre
Después de varias mudanzas, el Círculo Ecuestre se afincó por fin en el 38 del Passeig de Gràcia. El edificio fue inaugurado el 26 de octubre de 1926
por el rey Alfonso XIII. Tenía una fachada de mármol de 35 metros de
altura y fue uno de los edificios más trascendentes de la época. Pero
todo cambió con la llegada de la Guerra Civil y la ocupación de
Barcelona. La Falange tomó el edifico y cuando se deshizo de él en 1947
el Círculo Ecuestre no tenía la economía suficiente para mantenerlo.
Pabellón de la Compañía Trasatlántica
El estilo nazarí ya nos da una pista de quién proyectó este pabellón para la Expo del 88,
¿verdad? Pues sí, este edificio pertenece a la época en que a Guadí le
dio por lo mudéjar. La Compañía Trasatlántica pertenecía a Antonio López
y López, marqués de Comillas, para el que Gaudí estaba acabando por esos años El Capricho. No se sabe a ciencia cierta
cuándo fue derribado. Hay varias versiones, algunas apuntan a que se
derrumbó tras la Expo, otras sitúan su fin en 1920 y también existen
teorías que lo fechan en 1960.
Palau de Belles Arts
El Palau de Belles Arts te servía para un roto y para un descosido.
Por decirlo de alguna manera, era una especie de sala multiusos. Fue
construido también con motivo de la Expo del 88 y fue el edificio que acogió la inauguración oficial del evento
que marcó el cambio de Barcelona. En él se hacía de todos, lo mismo te
servía como sede para exposiciones artísticas, te albergaba conciertos,
te hacía de recinto deportivo o te valía como sala de actos. Fue
alcanzado durante la Guerra Civil por una bomba de la Aviación
Legionaria Italiana, lo que lo destrozó considerablemente. Tras barajar
varias opciones (como reformarlo en estación de autobuses) finalmente se
decidió por demolerlo en el verano de 1942.
Portal de Mar
Bueno, realmente hubo dos portales de Mar. El primero se construyó entre 1553 y 1563 para abrir un paso a través de las murallas de la antigua ciudad romana a la zona de La Barceloneta. Este se derribó en 1833 para construir una nueva que duró apenas 15 años, cuando a los responsables les dio por derrumbar toda la muralla romana.
Bar Torino
La vida del Bar Torino fue breve pero intensa, apenas nueve años entre su inauguración en 1902 y su cierre en 1911. Abierto en el número 18 del Passeig de Gràcia
por Flaminio Mezzalama (un italiano de Turín, de ahí el nombre) el
local alcanzó pronto gran fama en parte por su estilo modernista, en el
que participaron infinidad de reconocidos autores de la época: Antoni
Gaudí, Pere Falqués, Josep Puig i Cadafalch, Eusebi Arnau, Ricard
Urgell…
Casa Trinxet
La casa fue un encargo del empresario textil Avel·lí Trinxet i Casas al arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch. Se terminó en 1904 y estab situada en el 268 del Carrer de Córcega. También contribuyó a su diseño Joaquín Mir Trinxet con sus pinturas murales. Fue derribada en 1965, aunque se conserva buena parte del mobiliario.
DE CÓMO UN CLÉRIGO COMPRÓ EL SUELO DE LA CALLE PETRITXOL
Cuando Barcelona vivía bajo el dominio musulmán, allá por los años 800,
los moros habían dejado solamente una iglesia abierta para los
cristianos, que era la del Pi.
Un viejo sacerdote, único clérigo que
quedaba en Barcelona, había de decir todos los días una misa, pero no
le permitían decirla más que a las cinco de la mañana, es decir, antes
del amanecer, porque en el momento de salir el sol habían de empezar
las zalemas de los muezzines en las torres de las mezquitas, y hubiera
sido ofensivo para ellos quedijera a la misma hora una misa de los cristianos.
Pero
el camino desde el Raval, donde vivían los cristianos, hasta la iglesia
del Pi, no podía hacerse por el camino más corto, ya que el emir
consideraba que ese camino solamente debía servir para los buenos
mahometanos pero no para los infieles. Así que el camino para ir a la iglesia tenía que hacersedando un gran rodeo.
La
leyenda cuenta que el viejo sacerdote,despues de decir la misa fue a
sacar agua del pozo para lavar el cáliz y la patena, cuando he aquí que
se le cayó el cubo al pozo. Metió con una cuerda unos garfios, y en vez
de sacar el cubo sacó un cofre lleno de monedas de oro. Volvió a echar
el garfio y inunda vez sacó un cofre repleto de oro.
Comprendió el
anciano cura que aquel tesoro debía ser de los cristianos que no
tuvieron tiempo de huir, y lo escondieron ante la invasión musulmana.
Entonces,
pensando en que la primera necesidad de su parroquia era tener
feligreses, y que muy pocos venían a misa por aquel rodeo que había que
dar para entrar por el otro lado de la ciudad, decidió presentarse al
emir, y le dijo:
-Soy hombre anciano y mis piernas están
cansadas para dar ese gran rodeo que se nos obliga a dar para entrar en
la ciudad, y poder ir a nuestra iglesia.
-De sobra sabes, anciano, que para un acto religioso no puedo permitir
que vayáis por una misma calle por donde a esa hora han de pasar mis
súbditos a sus oraciones.
Insistió el anciano clérigo:
-Me han dicho, señor, que vuestro erario está escaso de dineros. ¿No
podría hacerse un arreglo para que me vendierais el suelo de esa calle
que va desde la muralla hasta mi iglesia?
Quedó pensativo el emir.
-Eso os costaría mucho dinero. Más del que podéis reunir vuestra miserable comunidad.
-Decidme cuánto, y yo veré si está en nuestros posibles.
- Pues bien, ya que estáis insistiendo os lo diré. Voy aponeros un
precio tan alto que nunca estará a vuestro alcance.Si queréis que os
venda esa calle habéis de cubrir su suelo de monedas de oro, desde la
Puerta Ferrissa hasta la iglesia del Pi.,
Pasaronron unos días. El
anciano clérigo había hecho explorar el fondo del pozo y encontró en él
todavía mucho más oro.Todo el oro que los barceloneses tenían en su
poder allá por el año 711 y que lo habían dado a la iglesia para que
fuese escondido en lugar seguro ante la invasión sarracena.
El anciano clérigo se presentó nuevamente al emir.
-He conseguido reunir el dinero que pedís. Si os place podemos ahora
mismo empezar a cubrir de monedas de oro el suelo de la calle.
Desde
la iglesia del Pi empezaron a sacar cofres de monedas de oro y a
esparcir éstas por el suelo. Al llegar cerca do la Puerta Ferrissa el
dinero se agotó. Faltaban solamente unos metros. Pero el emir que no
quería que se le escapase tan buen negocio, dijo:
-No os
preocupéis pues si no tenéis dinero bastante, como para llegar hasta la
Puerta Ferrissa, os daré el terreno hasta donde llegan vuestras monedas.
Aquí abriremos una nueva puerta en la muralla, y por ella y ese camino
podréis ir v venir libremente los cristianos, sin tener que cruzaros con
mis musulmanes.
Recogió el emir la enorme suma de dinero que se
habla esparcido por todo el trayecto de la calle, y en efecto, mando
abrir un portillo en la muralla, cerca de la Puerta Ferrissa Portillo o
Portichuelo que desde entonces dio nombre a la calle, que por eso se
llama Petritxol, o Portitxol.
Segun Victor de Balaguer el en una casa de esta calle habia una gran cara de piedra, que se suponia haber sido la señal de un burdel en aquel sitio. y segun él, el que nombre de la calle parece ser propio de alguna familia.
El estrecho y corto calle de Petritxol es sin duda uno de los más populares de Barcelona, con sus concurridas granjas y chocolaterías. Fue abierto en 1465 aunque de aquella época no queda ningún vestigio. El nombre proviene del propietario de los terrenos que cruzaba la calle. La mayor parte de fachadas son de los siglos XVIII y, predominantemente, de mediados del XIX. Destaca la casa Fontrodona, en el núm. 4, proyectada por Miquel Garriga i Roca en 1877, y la Sala Parés, una de las galerías de arte más antiguas y reputadas de Barcelona, abierta en el año 1840. Fue la primera calle convertido íntegramente en calle peatonal, empedrado y sin aceras,en el año1959.
el payés hirió con un puñal al rey Fernando el Católico en la plaza del Rey de Barcelona en 1942.
Joan de Canyamars un payés de remensa. En la versión oficial del atentado enviada a las autoridades castellanas se menciona explícitamente el hecho de que Canyamars actuó en
solitario, señalando su estado de perturbación mental como el motivo que
le llevó a intentar el regicidio; éste fue también el móvil que se
reflejó en las informaciones que manejaron los consejeros catalanes, en la correspondencia privada que la reina Isabel mantuvo con su confesor Hernando de Talavera,en las crónicas que en la misma época del atentado dejaron escritas Pedro Mártir de Anglería, Gonzalo Fernández de Oviedo,Lucio Marineo Sículo,Lorenzo Galíndez de Carvajalo Pere Miquel Carbonell, y en las que posteriormente redactaron Pedro Barrantes Maldonado, Alonso de Santa Cruz, Alonso Fernández de Madrid,Jerónimo Zurita, Pere Joan Comes, Juan de Mariana, Pedro de Medina,Juan de Ferreras,Esteban de Garibay,Narcís Feliu de la Penya, William H. Prescott o Víctor Balaguer.
Sin embargo, ya en el siglo XX, algunos autores sugirieron otras
interpretaciones, apuntando lo irregular de que siendo demente Cañamares
hubiera podido heredar los bienes de su padre en 1491o de que hubiera sido considerado legalmente responsable de sus actos; algunos consideraron su actitud una consecuencia del descontento de los remensas con su situación social, a la que el rey Fernando había intentado infructuosamente dar solución con la sentencia de Guadalupe de 1486, y aun hubo quien lo calificó como «un patriota que se sentía intérprete de la voluntad popular».
Tras completar la conquista de Granada, a mediados de 1492 los reyes católicos Fernando e Isabel habían viajado acompañados de sus hijos a la ciudad de Barcelona para negociar con los embajadores de Carlos VIII de Francia la devolución del Rosellón y la Cerdaña, que en el tratado de Bayona de 1462 habían sido cedidos por Juan II de Aragón a Luis XI de Francia a cambio de su apoyo en la Guerra Civil Catalana.
Escalinatas del Palacio Real, donde tuvo lugar el episodio.
El viernes 7 de diciembre a mediodía el rey Fernando salió por la puerta principal del Palacio Real Mayor de Barcelona,
donde había estado celebrando audiencia, cuando al descender las gradas
y disponerse a subir a su cabalgadura se acercó por su espalda Juan de
Cañamares armado con un terciado de unos tres palmos
de longitud, con el que le asestó un golpe vertical de arriba a abajo
que pasando junto a la sien y la oreja izquierdas cayó sobre la unión
del cuello con el hombro, causando una herida de un jeme de longitud y cuatro dedos de profundidad.
Representación del atentado en el Dietari de l'Antich Consell Barceloní, vol. III.
Los acompañantes más cercanos al rey, su trinchante (camarero) Antonio Ferriol y su mozo de espuelas Alonso de Hoyos,se abalanzaron sobre Cañamares, reduciéndole y apuñalándole tres veces
con los cuchillos que llevaban al cinto con intención de matarle, pero
el rey les contuvo con la esperanza de poder averiguar si el agresor
formaba parte de una conspiración.
El golpe fue amortiguado por el collar rígido del jubón
y por una gruesa cadena de oro que el rey llevaba al cuello. La herida,
aunque sangraba abundantemente, no pareció ser de gravedad en un primer
momento: los cirujanos hallaron rota la clavícula, retirando parte del hueso astillado, limpiándola del pelo que había entrado en ella y cerrándola con siete puntos de sutura.5
Posteriormente, el día 14, el rey recayó con fiebre alta que hizo temer
por su vida, restableciéndose completamente a finales de año.
Tras el atentado la confusión se extendió por la ciudad: en un primer momento se barajó la teoría de que el agresor fuera moro de que el ataque hubiera sido dirigido contra otro miembro de la comitiva real, alcanzando al rey accidentalmente.7La posibilidad de que se tratase de una sublevación llevó a la reina a
disponer que las galeras castellanas se arrimasen a puerto para poder
embarcar rápidamente en ellas al heredero y a las infantas. Las informaciones que circularon sobre la muerte del
rey agravaron todavía más el desorden: la población, armada, tomó las
calles clamando venganza contra el autor del ataque, a quien distintos
rumores suponían catalán, navarro, francés o castellano,
hasta confluir frente al palacio, donde el rey convaleciente hubo de
asomarse a la ventana para desmentir su propia muerte y tranquilizar a
la muchedumbre.
Con el fin de comprobar si había actuado en solitario o formaba parte
de alguna conspiración, Juan de Cañamares fue curado de sus heridas e
interrogado bajo tormento;
durante el suplicio confesó que había actuado por inspiración del
Espíritu Santo, que veinte años antes le había revelado que el verdadero
rey era él, diciendo después que le había incitado el demonio;según su declaración, cuando el rey hubiera muerto, el propio Cañamares ocuparía el trono en su lugar.
Convencido de su estado de demencia, el rey le perdonó, pero el Consejo Real le condenó a muerte por el delito de lesa majestad.Ya condenado el día 12 , le pasearon en carro, semidesnudo y en la plaza del Blat,
el verdugo le cortó una mano; en la del Born, la otra y murió al
momento, en la plaza Sant Jaume le cortó la nariz, le sesgó un muslo y
le sacó un ojo. En la plaza Nova le cortó una pierna, en la plaza Santa
Anna, la otra pierna.
La comitiva siguió por la calle Sant Pere,
dónde descuartizaron lo que quedaba. Sacaron el carro con los restos
fuera de la ciudad y quemaron lo poco que quedaba de él, aunque «ahogáronle primero por clemencia y
misericordia de la Reyna».
«Le cortaron la mano derecha con quelo fizo e los pies conque vino a
lo fazer, e sacaronle los ojos con quelo vido e el corazon con quelo
penso.»7
Retrato del rey Fernando por Michel Sittow (finales del s. XV). En el lado izquierdo del cuello se aprecia la cicatriz de la herida.
El episodio serviría de inspiración a Alonso Ortiz para escribir su Tratado de la herida del rey, un panegírico de la reina católica,para la tragicomedia de Marcelino Verardo Fernandus servatus o para un romance anónimo.
Tal día como hoy 11 de septiembre se
conmemora el día de la entrada en Barcelona de las tropas borbónicas y
se rinde homenaje a los caídos en la defensa de la ciudad. En este
día festivo aunque triste en su origen, se rinde homenaje a Rafael de
Casanovas, conseller en cap de la Generalitat de Cataluña, que lucho
junto a Villarroel y a la Coronela y en la defensa de la ciudad sitiada
por las tropas borbónicas Se rinde homenaje con ofrenda de flores en la
estatua de Casanovas pero pocas personas se acuerdan de otro héroe de
guerra como fue el general Moragues. Por eso hoy quiero dedicarle el post del día.
“Colgada de la puerta del mar estuvo la jaula que contenía la cabeza
decapitada del general Moragues. Luchó con el ejército regular catalán
junto a tropas procedentes de otros lugares de la Corona y aliados del
Archiduque Carlos y junto a la Coronela que estaba formada por
ciudadanos militarizados de los gremios de oficios. La más poderosa de
todas las Coronelas fue la de Barcelona, organizada en 6 batallones bajo
la protección de las banderas de Santa Eulàlia y de Sant Jordi,
con capacidad efectiva para movilizar rápidamente una fuerza de unos
4.000 hombres, para defender la muralla y las puertas de la cuidad de
cualquier ataque enemigo, en este caso defender la ciudad del ataque de
las tropas castellanas y francesas.
Josep Moragues fue juzgado, torturado y ejecutado el 27 de mayo de 1715.
Se le retiran públicamente todos los honores
militares, se le descalza, se le viste con una camisa de penitente y es
arrastrado por un caballo a través de las calles de Barcelona hasta
llegar al patíbulo donde es degollado, decapitado y descuartizado.
Su cabeza, como escarnio, fue expuesta en una jaula de hierro que se
colgó en la Puerta del Mar de la muralla de Barcelona, con una
inscripción que decía:
Josep Moragues, por haber
cometido el crimen de una rebelión contumaz, haber abusado dos veces de
la clemencia real, finalmente, la tercera vez, fue preso y ejecutado por
la justicia.
A pesar de los ruegos de su viuda, la jaula permaneció allí quince
años”.
Otra historia digna de destacar es como Felipe V
se cebó con una población desesperada y agotada después de un sitio de
casi catorce meses, soportando fuertes bombardeos desde fuera de las
murallas de la ciudad.
La primera acción de represión por parte de Felipe V, fue formular el
decreto de Nueva Planta que abolía las instituciones y leyes propias de
Cataluña y prohibía el uso de la lengua catalana.
Instrucciones de Felipe V al Duque de Berwick sobre el trato que debía
dar a los resistentes cuando la ciudad cayera.
«se merecen ser sometidos al máximo rigor
según las leyes de la guerra para que sirva de ejemplo para todos mis
otros súbditos que, a semejanza suya, persisten en la rebelión»
«Que no se hablará más ni de privilegios
ni de usajes, revocando a tal efecto el artículo de mis órdenes por el
cual os había prescrito someterles a las Leyes de Castilla, conveniendo
con vos que es mejor reservarme la libertad de someterles a los
reglamentos que considere oportunos a mis intereses».
El duque Berwick escribió en sus memorias que aquella orden le pareció
desmesurada y «poco cristiana». Según Berwick, ésta se explicaba porque
Felipe V y sus ministros consideraban que «todos
los rebeldes debían ser pasados a cuchillo» y «quienes no habían
manifestado su repulsa contra el Archiduque debían ser tenidos por
enemigos»
Tres puntos de la represión para someter al
pueblo catalán fueron de lo más cruel, sin contar claro está, las
ejecuciones a ciudadanos.
Primer punto: Destruir los techos de muchas viviendas familiares para
hacerlos vivir a la intemperie.
Segundo punto: Obligar a muchos ciudadanos a derrumbar sus casas con sus
propias manos.
Tercer punto: El mas curioso y
que afectaba a todo el mundo. Solo se permitía tener un cuchillo por
familia y éste tenia que estar atado con una cadena a la mesa del
comedor.
por https://malasarteshistorias.tumblr.com/
Historia de la fotografía realizada en el terrado del Hotel Colón de la plaza Cataluña de Barcelona en 1936.
Fotografía realizada por Hans Gutmann un foto-periodista alemán que huye de la Alemania nazi de Adolf Hitler y llega a Barcelona para documentar la Olimpiada Popular. Hans Gutmann al llegar a España castellaniza su nombre y se hace llamar Juan Guzmán.
Fue conocido por su labor fotográfica durante la Guerra Civil Española,
así como por sus posteriores trabajos, en México, con los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera.
La modelo de la foto era Marina Ginestà.
Mecanógrafa y activista miliciana de las Juventudes Socialistas..
En la Plaza de Cataluña una amiga le deja un viejo fusil Remington,
no había hecho un solo disparo en su vida y, por accidente, dispara por
primera vez. Casi mata a uno de los sus compañeros, el joven muy
asustado y ofuscado, le propinó una bofetada en la cara.
Mirando como Juan Guzmán hace la foto a Marina Ginestà estaba Ramón Mercader, militante de las Juventudes Comunistas. Ginestà estaba muy comprometida políticamente en los años previos a la Guerra Civil.
En febrero de 1936 apareció en la prensa una foto suya en la que
aparecía en la cabecera de una manifestación celebrando la liberación
del President Lluis Companys, del penal del Puerto de Santa María. En ella aparecía junto a Ramón Mercader, con el que había tenido un tórrido romance el año anterior, antes de que Mercader fuese encarcelado por su militancia comunista. Ramón era conocido por todos como un gran seductor y mujeriego.
Ramón Mercader.
Miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña PSUC y del
Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de la Unión Soviética
NKVD.
Finalizada la guerra civil, Ramón se traslada a Mexico por ordenes de Moscú, una vez allí, Ramón debía seducir a Sylvia Ageloff, una trabajadora social y trotskista estadounidense, a la que debería utilizar para introducirse en el entorno de Trotski. Y así fue, fueron novios hasta que un 21 de agosto de 1940, Sylvia se dio cuenta del engaño, cuando en Coyoacán, México, Ramón Mercader se acercó a Lev Trotski para entregarle unos documentos. Cuando Trotski empezó a leer el escrito, Ramón Mercader
le propinó un fuerte golpe en la cabeza con un piolet, hundiéndole el
cráneo y provocándole la muerte. La orden del asesinato de Lev Trotski partió directamente de Moscú y fue dada por Iósif Stalin. Ramón dio con sus huesos en cárcel, le cayeron 20 años
de prisión por homicidio con alevosía y fue obligado a indemnizar a la
viuda de la víctima, Natalia Sedova, con 7.500 pesos.
Se distinguió por enseñar a leer a compañeros analfabetos y recibía visitas de ilustres personajes como Pablo Neruda, Margarita Nelken y Sara Montiel. Mercader cumplió la mayor parte de sus 20 años de condena en la prisión de Lecumberri, donde en 1947 contrajo matrimonio con la artista mexicana Roquelia Mendoza.
Años más tarde la actriz Sara Montiel confesó haber tenido una aventura amorosa con Ramón Mercader. Declaró que no sabia que Ramón era un asesino, que sabia que había matado a Trotski, pero no que fuese un asesino. Sara Montiel tuvo una hija secreta con Ramón,
dicen que nació muerta, pero se comenta que en realidad fue entregada
en adopción y vive en Valencia. Desde entonces, la famosa actriz, no
pudo volver a tener hijos. Ramón mercader, fue liberado el 6 de mayo de 1960, fecha en la que abandonó México para dirigirse junto a su esposa a Moscú, donde fue condecorado como Héroe de la Unión Soviética.
En 1974, logró el permiso para abandonar el país, instalándose con su mujer y sus hijos en Cuba.
En 1977, pidió ayuda a Santiago Carrillo para volver a Barcelona,
pero el entonces secretario general del Partido Comunista de España le
impuso como condición que publicase sus memorias. «Jamás traicionaría a los míos bajo ninguna circunstancia», le respondió. Ramón Mercader falleció en La Habana en 1978 sin romper su silencio.
Sus cenizas reposan en una tumba próxima a la del famoso espía inglés Kim Philby, en el cementerio Kuntzevo de Moscú, reservado a los Héroes de la Unión Soviética.
A veces, un pequeño encuentro en un hotel, da para una gran historia y una buena novela.
De hecho, la vida de Ramón Mercader, a dado para hacer más de tres películas y unos cuantos libros.
por https://malasarteshistorias.tumblr.com/
El espectáculo de las ejecuciones públicas.
En
la antigüedad Barcelona disponía de infinidad de horcas para ejecutar a
los condenados a muerte distribuidas por toda la ciudad.
Se
encontraban en el pla de la Boqueria, en la puerta de Sant Antoni, en
la plaça Nova al lado de la catedral, en Rec Comtal y en Trinitat, esta
ultima era la quinta y estaba tan alejada de la ciudad que desde
entonces cuando alguien quiere decir que algo está muy lejos dice que
está en la quinta forca. En la Creu Coberta, existían unas cuantas
horcas, situadas en los limites con la antigua Vila de Sants.
Cervantes hizo pasar a Don Quijote por las horcas de Creu Coberta en su visita a Barcelona y de ellas dijo:
-No
tienes de qué tener miedo, porque estos pies y piernas que tientas y no
vees, sin duda son de algunos forajidos y bandoleros que en estos
árboles están ahorcados; que por aquí los suele ahorcar la justicia
cuando los coge, de veinte en veinte y de treinta en treinta; por donde
me doy a entender que debo de estar cerca de Barcelona.
Pues bien,
durante muchos años en el pla de Palau estuvo instalada una horca
donde ahorcaban a los ajusticiados después de arrastrarlos a caballo por
toda la ciudad, golpeándolos y mutilándolos por el camino.
Era
practica habitual en la época este tipo de barbaridades, lo mas normal
era cortarle las manos y en algún caso quemarlas ante los ojos del
condenado siempre acompañado por un barbero cirujano para cuidar de que
no muriese antes de ser colgado. EL CANYET
Era una zona del Poblenou cercana a la llacuna y al actual cementerio del Poblenou.
Un
lugar frecuentado por alimañas de todo tipo y condición en busca de
despojos humanos, Los despojos de los ejecutados que allí se arrojaban
dejados a la misma suerte que tuvieron en vida. En ese mismo lugar la
inquisición quemaba en la hoguera a herejes, sodomitas y pobres
desgraciados que renegaban de Cristo.
Era un lugar putrefacto junto a
una laguna, la Llacuna, fétida e insalubre. Una especie de inframundo
en la tierra, un averno pestilente donde reinaba la sinrazón. El hedor a
muerte del Canyet era insoportable y según como soplara el viento, el
mal olor podía llegar hasta la ciudad. La expresión “Irse al cañyet”
aun se utiliza después de tantos años. Irse al Canyet significa que uno
va a morirse.
En 1492 el pagés Joan de Canyamars hirió con un puñal al rey Fernando el Católico en la plaza del Rey de Barcelona. Joan de Canyamarsun payés de remensa. En la versión oficial del atentado enviada a las autoridades castellanas se menciona explícitamente el hecho de que Cañamares actuó en
solitario, señalando su estado de perturbación mental como el motivo que
le llevó a intentar el regicidio; éste fue también el móvil que se
reflejó en las informaciones que manejaron los consejeros catalanes, en la correspondencia privada que la reina Isabel mantuvo con su confesor Hernando de Talavera,en las crónicas que en la misma época del atentado dejaron escritas Pedro Mártir de Anglería, Gonzalo Fernández de Oviedo,Lucio Marineo Sículo,Lorenzo Galíndez de Carvajalo Pere Miquel Carbonell, y en las que posteriormente redactaron Pedro Barrantes Maldonado, Alonso de Santa Cruz, Alonso Fernández de Madrid,Jerónimo Zurita, Pere Joan Comes, Juan de Mariana, Pedro de Medina,Juan de Ferreras,Esteban de Garibay,Narcís Feliu de la Penya, William H. Prescott o Víctor Balaguer.
Sin embargo, ya en el siglo XX, algunos autores sugirieron otras
interpretaciones, apuntando lo irregular de que siendo demente Cañamares
hubiera podido heredar los bienes de su padre en 1491o de que hubiera sido considerado legalmente responsable de sus actos; algunos consideraron su actitud una consecuencia del descontento de los remensas con su situación social, a la que el rey Fernando había intentado infructuosamente dar solución con la sentencia de Guadalupe de 1486, y aun hubo quien lo calificó como «un patriota que se sentía intérprete de la voluntad popular».
Tras completar la conquista de Granada, a mediados de 1492 los reyes católicos Fernando e Isabel habían viajado acompañados de sus hijos a la ciudad de Barcelona para negociar con los embajadores de Carlos VIII de Francia la devolución del Rosellón y la Cerdaña, que en el tratado de Bayona de 1462 habían sido cedidos por Juan II de Aragón a Luis XI de Francia a cambio de su apoyo en la Guerra Civil Catalana.
Escalinatas del Palacio Real, donde tuvo lugar el episodio.
El viernes 7 de diciembre a mediodía el rey Fernando salió por la puerta principal del Palacio Real Mayor de Barcelona,
donde había estado celebrando audiencia, cuando al descender las gradas
y disponerse a subir a su cabalgadura se acercó por su espalda Juan de
Cañamares armado con un terciado de unos tres palmos
de longitud, con el que le asestó un golpe vertical de arriba a abajo
que pasando junto a la sien y la oreja izquierdas cayó sobre la unión
del cuello con el hombro, causando una herida de un jeme de longitud y cuatro dedos de profundidad.
Representación del atentado en el Dietari de l'Antich Consell Barceloní, vol. III.
Los acompañantes más cercanos al rey, su trinchante (camarero) Antonio Ferriol y su mozo de espuelas Alonso de Hoyos,se abalanzaron sobre Cañamares, reduciéndole y apuñalándole tres veces
con los cuchillos que llevaban al cinto con intención de matarle, pero
el rey les contuvo con la esperanza de poder averiguar si el agresor
formaba parte de una conspiración.
El golpe fue amortiguado por el collar rígido del jubón
y por una gruesa cadena de oro que el rey llevaba al cuello. La herida,
aunque sangraba abundantemente, no pareció ser de gravedad en un primer
momento: los cirujanos hallaron rota la clavícula, retirando parte del hueso astillado, limpiándola del pelo que había entrado en ella y cerrándola con siete puntos de sutura.5
Posteriormente, el día 14, el rey recayó con fiebre alta que hizo temer
por su vida, restableciéndose completamente a finales de año.
Tras el atentado la confusión se extendió por la ciudad: en un primer momento se barajó la teoría de que el agresor fuera moro de que el ataque hubiera sido dirigido contra otro miembro de la comitiva real, alcanzando al rey accidentalmente.7La posibilidad de que se tratase de una sublevación llevó a la reina a
disponer que las galeras castellanas se arrimasen a puerto para poder
embarcar rápidamente en ellas al heredero y a las infantas. Las informaciones que circularon sobre la muerte del
rey agravaron todavía más el desorden: la población, armada, tomó las
calles clamando venganza contra el autor del ataque, a quien distintos
rumores suponían catalán, navarro, francés o castellano,
hasta confluir frente al palacio, donde el rey convaleciente hubo de
asomarse a la ventana para desmentir su propia muerte y tranquilizar a
la muchedumbre.
Con el fin de comprobar si había actuado en solitario o formaba parte
de alguna conspiración, Juan de Cañamares fue curado de sus heridas e
interrogado bajo tormento;
durante el suplicio confesó que había actuado por inspiración del
Espíritu Santo, que veinte años antes le había revelado que el verdadero
rey era él, diciendo después que le había incitado el demonio;según su declaración, cuando el rey hubiera muerto, el propio Cañamares ocuparía el trono en su lugar.
Convencido de su estado de demencia, el rey le perdonó, pero el Consejo Real le condenó a muerte por el delito de lesa majestad.Ya condenado el día 12 , le pasearon en carro, semidesnudo y en la plaza del Blat,
el verdugo le cortó una mano; en la del Born, la otra y murió al
momento, en la plaza Sant Jaume le cortó la nariz, le sesgó un muslo y
le sacó un ojo. En la plaza Nova le cortó una pierna, en la plaza Santa
Anna, la otra pierna.
La comitiva siguió por la calle Sant Pere,
dónde descuartizaron lo que quedaba. Sacaron el carro con los restos
fuera de la ciudad y quemaron lo poco que quedaba de él, aunque «ahogáronle primero por clemencia y
misericordia de la Reyna».
«Le cortaron la mano derecha con quelo fizo e los pies conque vino a
lo fazer, e sacaronle los ojos con quelo vido e el corazon con quelo
penso.»7
Retrato del rey Fernando por Michel Sittow (finales del s. XV). En el lado izquierdo del cuello se aprecia la cicatriz de la herida.
El episodio serviría de inspiración a Alonso Ortiz para escribir su Tratado de la herida del rey, un panegírico de la reina católica,para la tragicomedia de Marcelino Verardo Fernandus servatus o para un romance anónimo.
En abril de 1573 en una de las puertas de la ciudad se colgaron los cuerpos sin vida de 21 bandoleros,
ofreciendo un espectáculo de lo más macabro a los que entraban o salían
de la ciudad, sin contar con el olor a putrefacción que debía
desprender tal cantidad de cadáveres colgados de sogas.
A
los asesinos se les condenaba a la horca, con la soga al cuello si eran
cristianos, la muerte tardaba en llegarles entre diez minutos a un
cuarto de hora, los peor parados eranlos judíos, estos eran colgados de
los pies y tardaban en morir como tres días. Los que eran detenidos por
robo se les azotaba a látigo ante el público y se les desorejaba. Las ejecuciones públicas eran una especie de obra de teatro
en la que el maestro de ceremonias era el verdugo. Todo estaba
programado para ofrecer el espectáculo más horrendo que alguien se pueda
imaginar para que sirviese de ejemplo a la ciudadanía.
Era costumbre
llevar a niños para que viesen las ejecuciones y les daban un capón
justo cuando mataban al reo para que jamás se le olvidase y le sirviera
de ejemplo.
Cuando el reo era condenado a “Cruelísima Muerte”
era paseado encima de un carro atado a un poste donde el verdugo ejercía
sus malas artes dependiendo de la condena del preso. Que iba desde el
descuartizamiento en vida a las torturas más salvajes con alicates
calentadas al rojo vivo donde se les arrancaban trozos de carne.
Una
ejecución que se practicaba en Barcelona como algo innovador era ahogar
en el mar a los asesinos, pero esta modalidad solo era para la gente de
clase alta, a los nobles se les decapitaba a espada o hacha en amplias
plazas para que el publico fuese masivo.
Todo esto era en la justicia civil, en la religiosa la cosa cambiaba. Los tribunales de la Santa Inquisición
tenían otro tipo de ejecuciones y otra manera de hacer las cosas. La
más común era la de quemar vivos en la hoguera instalada fuera de la
muralla, más o menos donde ahora está el Gran Teatro del Liceo. Los
herejes vestidos con el San Benito eran atados a un poste y quemados
vivos al igual que a los sodomitas y a las personas que practicaban sexo
con gente de otras religiones. Los Verdugos
Solían
vestir de negro pero en Barcelona en algunas épocas lo hacían de
amarillo de pies a cabeza. En las posadas no se les servía si no era en
su propio baso que siempre llevaba encima, en el mercado no podía tocar
la comida con las manos y los sastres no les atendían para no tocar con
sus manos un ser tan despreciable.
Vivía en una casa aislada del resto de ciudadanos pegada a la muralla.
En
época de pleno apogeo de la Santa Inquisición el verdugo vivía delante
del tribunal de la inquisición en la plaza del Rey, en la casa más
estrecha de la ciudad. Hoy en día es parte del museo de historia de la
ciudad.
Horas
después de finalizada la ejecución se acercaba al patíbulo para
descuartizar lo poco que quedaba del cadáver y repartir los trozos por
puntos claves de la ciudad. Algunos verdugos tenían la tienda, una de
ellas en la calle Pou Dolç, donde vendían partes de cuerpos de los
condenados para hacer pócimas y amuletos.
COFRADIAS
Los
religiosos repartidos por las diferentes cofradías desde el siglo XIV
se dedicaban a asistir espiritualmente a los ajusticiados. La cofradía de Los Desamparados
hacía procesiones hasta las horcas instaladas lejos de la ciudad para
recoger los huesos. Se encargaban de recogerlos para llevarlos a la
plaza de Sant Josep Oriol y enterrarlos en sagrada sepultura.
A la
procesión de Los Huesos podían asistir todas las personas que quisiesen
pero solo los cofrades y los huérfanos podían salir de las murallas. A
su paso, las puertas y ventanas de las casas se cerraban y los vecinos
dedicaban oraciones a los muertos. La cofradía de la Purísima Sang de Nostre Senyor Jesucrist,
tenía su sede en el edificio ubicado en la calle Cardenal Casañas con
la plaza del Pi. En la actualidad aun existe el edificio justo enfrente
de la iglesia de Santa Maria del Pi
donde tiene una capilla con la figura del Cristo grande, “Crist Gros” que
sacaban a la calle para acompañar a los reos al cadalso y ayudarles a
bien morir. La cofradía tenía dos imágenes de Cristo, la que sacaban
para acompañar a un reo hasta el cadalso y la imagen grande, la del
Crist Gros que sacaban solo cuando la ejecución era múltiple.
Con
los años este tipo de ejecuciones y torturas se fueron suavizando,
hasta el momento en que a los ladrones no se les azotaba ni desorejaba,
tan solo se les levantaba la camisa y se les marcaba a fuego con
el escudo de la ciudad, de esta manera cuando alguien levantaba la
camisa a un ladrón era una manera de delatarlo. De ahí la expresión que
ha llegado hasta nuestros días. Cuando alguien te tima o te delata se
dice que te ha levantado la camisa. La última ejecución pública en las calles de Barcelona tuvo lugar en el Pati de Corders de la prisión de la Reina Amalia el 15 de junio de 1897.
Silvestre
Luis fue ejecutado a Garrote Vil después de haberse declarado culpable
del asesinato de su mujer y sus dos hijas. La prisión de la Reina Amalia
y el patio donde se trenzaban las cuerdas para la horca fueron
destruidos por los anarquistas en los comienzos de la guerra civil.
Las ejecuciones siguieron practicándose en el interior de las prisiones hasta que se abolió la pena de muerte en España.
Los últimos ejecutados a garrote vil fueron
Salvador Puig Antich, miembro del MIL y George Michael Welzel,
delincuente comúm, el 2 de marzo de 1974 a las 9:30 horas de la mañana y
a las 9:40 respectivamente.
Las últimas ejecuciones en España se realizaron por el método de fusilamiento
el 27 de septiembre de 1975 en Madrid, Barcelona y Burgos a tres
miembros del FRAP, José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón
García Sanz y dos de ETA Juan Paredes Manot y Ángel Otaegui.
Las ejecuciones en público eran una insana afición que por suerte pasó a
la historia, aunque por desgracia, sigue vigente en unos cuantos países
del mundo.
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El
establecimiento debe su nombre a Joan, el primer propietario procedente
de La Nucía, Alicante que invitaba a gritos en la calle a probar su
magnífico producto “Che, proba” (¡Oye, prueba!). En 1912 Joan y Josefa llegaron a Barcelona procedentes de Alicante
con la intención de zarpar hacia Argentina, pero en ese momento
Barcelona les ofreció la oportunidad de establecerse sin necesidad de
cruzar el charco. Se instalaron en el barrio del Born. En esa época
empezaron a producir horchata con las chufas que trajeron de su tierra
que Joan, el primero de cinco generaciones vendía por las calles, con
una mesita, una jarra y su reclamo: “Xe, prova” Abrieron un
local en el paseo Joan de Borbó, entonces Paseo Nacional de la
Barceloneta. La horchatería fue la primera del barrio y la familia para
dar su toque de distinción decidió servir su producto vestida con los
atuendos típicos valencianos.
Ya
instalados en la calle Picasso del Borne, y luego en la Barceloneta, el
Tío Che, empezó a diversificar el negocio. En los años 20 abrieron
restaurantes, algún café cantante, un tablao flamenco y el actual local
instalado en la esquina de siempre, en el Poblenou.
El tío Che
vivió en el Poblenou los momentos de esplendor de la Flor de Maig, del
Ateneo Colón, de la Pau i Justicia y la Catalana. Épocas de cooperativas
obreras y fabricas como el Canem donde mujeres y niños se dejaban la
piel y se refrescaban con la horchata del Tío Che.
Ya
en los años 30 vivieron en medio de una frenética ida y venida de
trabajadores. Las mujeres iban a las fábricas y después de una
larguísima jornada laboral salían corriendo para hacer la otra jornada,
la de la casa. Estaban en el corazón del Manchester catalán.
Vivieron
los primeros bombardeos a la ciudad desde el mar y más tarde desde el
aire. En la Calle Wad Ras, enfrente a la Alianza Vieja, una bomba
destruyó dos bloques de edificios. En uno de los bajos se encontraba el
Tío Che. La bomba dejó a la familia sin tienda, ni casa. y otra vez
vuelta a empezar de cero. Una historia que vivieron miles de Barceloneses recién llegados o de toda la vida. Empezar de cero sin la ayuda de nadie. Desde entonces siguen con su labor de seguir adelante y de hacer feliz a la gente.
En
invierno producían turrones de chocolate trufados con rellenos
naturales. Los sábados y domingos servían los mejores vermut del barrio
con mejillones, almejas, berberechos, navajas, olivas y patatas al
caliu con alioli recién hechas.
Hoy
en día este negocio centenario está regentado por la quinta generación
del fundador. Su actividad principal sigue siendo la elaboración de
horchata de chufa pero también esheladería, turronería, y también venden
bocadillos y refrescos. Un buen punto de encuentro para los vecinos de
toda la vida del Poblenou, para visitantes con ganas de probar algo
tradicional y para algún argentino despistado. Nada mejor que tomarse
una estupenda horchata en su terraza mientras vemos pasear, arriba y
abajo de la rambla de Poblenou para ver gentes de todo tipo, como
obreros de toda la vida, artistas modernos o algún que otro empresario
de los que proliferan actualmente en el barrio, sin olvidarnos claro
está, de los omnipresentes turistas.
Una
placa en la pared nos recuerda que el CE Júpiter se fundó el 12 de mayo
de 1909 en la cervecería Cebrián, en el local que actualmente ocupa la
orxatería El Tio Che.
¿De donde procede el nombre de la horchata? La procedencia del nombre de la Orxata y de la Orcxateria es de lo más curiosa. Una
leyenda dice que el rey Jaume I el Conqueridor cuando entró en tierras
valencianas probó la bebida que le ofreció una muchacha. El rey quedó
encantado con el maravilloso liquido y preguntó a la muchacha como era
el nombre de la bebida. La campesina le respondió “Suc de Xufla” zumo de
chufa a lo que el rey le respondió: “Aixo no es suc, aixo es or xata” –
“Esto no es zumo , esto es oro, chata”. Una leyenda más en que los reyes son protagonistas, como la de las tapas en Andalucía que algún día contaré.
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Casa Llorach 1904 arquitecto Josep Maria Piug i Cadafalch. Calle Muntaner 263. Barcelona.
A principios del siglo XX la zona alta de la calle Muntaner albergaba
muchas casas de estilo modernista con amplios jardines donde la alta
burguesía catalana hacía su vida lejos de la ciudad y de las zonas
industriales de las que la mayoría de vecinos eran propietarios.
La familia Llorach encargó al famoso arquitecto lo
que tendría que ser su casa familiar con un marcado carácter alpino muy
lejos de lo habitual en la Barcelona de la época.
En 1932 la casa fue derribada para construir el edificio de viviendas que actualmente se encuentra en el lugar.
Al
morir los propietarios la casa pasó a manos de su hija Isabel que
partió en tres el terreno ajardinado para construir dos torres más que
pasarían a ser las viviendas de sus dos hermanas.
Isabel Llorach era una chica moderna y soltera que disfrutaba de los placeres de la vida y del dinero heredado de sus padres.
De muy joven vivió un amor con el hijo mayor del Dr. Andreu, medico que
se hizo muy popular al comercializar las famosas “Pastillas del Dr.
Andreu” pero la relación fue corta al morir el joven amante.
Se dice que esa vivencia fue la que le hizo tomar la decisión de permanecer soltera toda su vida.
Se comenta de ella que tenía un atractivo muy especial, con
una sonrisa seductora y mucha elegancia en el vestir. Siempre vestía a
la última moda de Paris.
Una mujer muy refinada y de gran cultura que junto a su especial
atractivo siempre era el alma de las fiestas de la época, tanto a las
que era invitada como a las numerosas fiestas y reuniones que organizaba
en su casa, donde asistía la flor y nata de la burguesía y
personalidades de las artes y las ciencias.
Fue
presidenta de infinidad de asociaciones culturales como el comité
protector de las Veladas de Teatro Selecto y el Conferentia Club con el
que trajo a Barcelona a importantes personalidades como
el conde Keyserling, Ortega y Gasset, Josep M. de Sagarra, Josep
Pla, Paul Valéry, Giuseppe Ungaretti, Ramón Gómez de Serna, Gregorio
Marañón, Salvador de Madariaga o Federico García Lorca.
En el teatrillo que tenía en casa se estrenaron obras de vanguardia y
actuaron personalidades de fama mundial como Maurice Chevalier,
Josephine Baker, Nijinsky o Carlos Gardel.
Fue una mujer adelantada a su época pese a las rígidas costumbres que la
rodeaban. Vivió con toda la libertad personal, social y cultural de la
que fue capaz para los tiempos que corrían.
Isabel Llorach fue el modelo de mujer culturalmente dinámica,
socialmente activa y libre a nivel emocional sin dejar de disfrutar de
los placeres carnales.
Una de las grandes damas de la cultura europea y todo un ejemplo de mujer a seguir en cualquier época.
Os dejo con parte de un documental muy interesante sobre la vida de la familia de Isabel Llorach.
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