Un mural que simula un impresionante efecto tridimensional preside la iglesia de la plaza Castella
Está considerada una de las obras maestras del pintor neoclásico francés Joseph Flaugier, que se instaló en la ciudad en 1773
El efecto tridimensional del mural de Sant Pere Nolasc es asombroso, conseguido solo mediante la mezcla de grises y ocres (Xavi Casinos)
Un bello templete con columnas preside, detrás del altar, la nave central de la iglesia de Sant Pere Nolasc, en la plaza Castella de Barcelona,
lo que le confiere un aire de monumentalidad. Sin embargo, cuando uno
se va acercando, descubre que no es lo que parece. Se trata tan solo de
un efecto óptico logrado por el artista, cuya habilidad le confiere un volumen en tres dimensiones que realmente no existe, pues se trata tan solo de una pintura.
El mural de Sant Pere Nolasc es una de las obras maestras del pintor neoclásico francés Joseph Flaugier
(Xavi Casinos)
Este fresco 3D,
así como el que decora el interior de la cúpula, es obra del pintor
francés Joseph Flaugier y está considerada una de las principales obras
murales de la ciudad, al ocupar 387 metros cuadrados. Flaugier se
instaló en 1773, a los 16 años, en Barcelona para estudiar en la escuela
de la Llotja, centro que posteriormente dirigió en 1809 hasta su
muerte, cuatro años después. Introdujo el neoclasicismo en Catalunya y
también fundó el primer museo público de pintura de la ciudad.
El efecto tridimensional del mural es asombroso, conseguido mediante
la mezcla de grises y ocres. Se da la circunstancia de que en el
conjunto están representadas las tres patronas barcelonesas: la virgen de la Mercè como figura central el retablo, y sobre ella y en los flancos, las imágenes de Santa Eulàlia y Santa Madrona. En la cúpula se representa la glorificación de Maria.
En el mural de Sant Pere Nolasc están representadas la virgen María y las tres patronas barcelonesas: la virgen de la Mercè, Santa Eulàlia y Santa Madrona
(Xavi Casinos)
La iglesia era la capilla del antiguo convento de los Paúles y
se erigió entre 1710 y 1746. Cuando el ejército de Napoleón ocupó
Barcelona en 1808, se incautó del edificio y lo destinó a hospital
militar. Tras la marcha de los franceses, siguió manteniendo está
función hasta el fin de la guerra civil en 1939. Poco después se cedió
al ayuntamiento, que derribó el viejo convento pero mantuvo y restauró
la capilla.
Una vez finalizada la restauración, en 1947, el consistorio cedió la iglesia de Sant Pere Nolasc a la orden de los mercedarios
(Xavi Casinos)
El pórtico que actualmente preside la entrada principal del
templo se construyó con columnas procedentes del antiguo claustro. En
1945, durante los trabajos de restauración, se descubrió una cúpula
anterior también pintada al fresco y ocultada por la actual. Un fragmento se exhibe con un marco en una de las paredes de la iglesia.
La iglesia de Sant Pere Nolasc preside la plaza Castella de Barcelona
(Xavi Casinos)
Una vez finalizada la restauración, en 1947, el consistorio cedió la iglesia a la orden de los mercedarios, fundada por Sant Pere Nolasc.
La iglesia de Sant Pere Nolasc se observa también desde la calle Torras i Amat del Raval
(Xavi Casinos) articulo de: https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20180923/451943941044/barcelona-secreta-fresco-efecto-3d-sant-pere-nolasc.html
Los agujeros de la Plaça de Sant Felip Neri, ¿conoces su origen?
Seguro que alguna vez te has dejado caer por la Plaça de Sant Felip Neri en el Barrio Gótico,
bien porque te la has encontrado callejeando de casualidad o bien
porque como buen barcelonés sabes apreciar los rincones con encanto de
la ciudad condal. Sea como fuere, seguro que te has fijado en los
agujeros de la fachada de la iglesia que da nombre a la plaza; seguro,
también, que te has preguntado por qué las paredes no han sido
restauradas. Unas marcas que figuran en la fachada como heridas o como
cicatrices de un tiempo oscuro.
Oscuro tanto para Barcelona como para España, en general: para
conocer el origen de los agujeros hay que retrotraerse a 1938, a los
últimos compases de la Guerra Civil.
Los agujeros, más concretamente, se deben a un bombardeo provocado
por el bando franquista durante la contienda, en plena toma de
Barcelona. El luctuoso acontecimiento tuvo lugar el 30 de enero de 1938 y
provocó la muerte de cuarenta y dos personas. La
mayoría de ellos eran niños que asistían a la guardería de la plaza y
que buscaban refugio en los sótanos de la iglesia. En el momento del
bombardeo, los terrenos de la actual plaza los ocupaba un cementerio medieval. Poco quedó después de la bomba, que arrasó con las casas cercanas y causó ciertos daños, aún presentes, en la iglesia.
De hecho una placa lo conmemora desde 2007, ésta reza: “En
memoria de las víctimas del bombardeo San Felipe Neri. Aquí murieron 42
personas -la mayoría niños- por acción de la aviación franquista del 30
de enero de 1938”.
Bonus curiosidad macabra: ¿Sabías que Antonio Gaudí se dirigía a ella cuando le atropelló el tranvía?
Foto de portada: Marcello Scotti
articulo sacado de: https://barcelonasecreta.com/secretos-barcelona-los-agujeros-sant-felip-neri/
La Ciudad Condal es preciosa, tanto que cada año millones de
personas la eligen como destino turístico…Quizá demasiadas. Es genial
que su belleza sea tan reconocida a nivel nacional e internacional pero
agobia un poco el hecho de no poder andar por la calle sin sentirse una
sardina enlatada. A veces dan ganas de huir, de hacer algo distinto y
que no haya mucha gente alrededor. Si alguna vez os habéis sentido así,
continuad leyendo.
Barcelona es mucho más que los dibujitos que aparecen en los buses turísticos y las postales que venden en la tienda de souvenirs. Eso es solo la fachada, conocer la ciudad requiere más tiempo que la construcción de la Sagrada Familia y solo un verdadero barcelonés lo entiende.
Hay lugares que no están en las guías turísticas, incluso cuesta
encontrarlos por internet pero que dibujan una ciudad cosmopolita y
actual pero con muchos secretos e historias que descubrir ¿Se me pasa
alguno? Hay un Museo del Chocolate
Lo creáis o no, existe un sitio que no tiene nada que envidiar a la
fábrica de Willy Wonka; en el que los monumentos y catedrales de
Barcelona están hechos de cacao y en el que el nivel de endorfinas está
por las nubes: el Museu de la Xocolata. Bar clandestino
El Dry Martini (C/Aribau, 172) es uno de los mejores bares de la ciudad para tomarse un gin-tonic y
es muy exclusivo, tanto que para entrar tienes que saberte la
contraseña. Su barra de madera está considerada una de las mejores del
mundo y, hablando de sentirse como en una peli, esta sería una de cine
negro o mafiosos. Refugios antiaéreos
Es posible visitar algunos de los que se utilizaron para protegerse
de los ataques aéreos durante la Guerra Civil. De hecho, Barcelona fue
la primera ciudad en tener a la población civil como objetivo de los
bombarderos durante una guerra. Se encuentran bajo tierra y el hecho de
estar ahí pone los pelos de punta. De hecho, lo que más recuerdo de esta
experiencia es el silencio y el frío que nos acompañó en todo momento,
eso que era primavera… Estatua de la libertad
Dicen que Barcelona es el Nueva York español y con razón: los taxis
son amarillos, el glamour se respira en cada esquina y tenemos nuestra
propia Estatua de la Libertad. Vale, no es tan grande como la
estadounidense pero el hecho de que no tenga tantas pretensiones la hace
aún más especial. Se encuentra en la Biblioteca Arús (Passeig de Sant
Joan, 26) y es una de las tres reproducciones que existen en el mundo
(la otra es la de París, que también está al aire libre). Escudo del barça en Santa María del Mar
Desde que se publicó el libro La Catedral del Mar no hay día en el
que no haya algo de cola para visitarla. Muchos son los que han podido
revivir los pasajes del best seller pero seguro que estaban tan
entretenidos imaginando a Arnau que olvidaron que en una de sus
vidrieras tiene camuflado el escudo del Barça. Terraza Hotel Olivia Plaza
Uno de los mejores lugares para sorprender a ese ligue indie
que conociste en el KGB. Es un poquito cara pero el ambiente y las
vistas a la ciudad que ofrece merecen bastante la pena. Ideal para
disfrutar de un afterwork en un ambiente relajado con música Chill Out. Termas romanas
C/Regomir 7-9
Ave César, los que se van a relajar, te saludan. El comercio marítimo
era importantísimo en aquella época y uno de los puntos de acceso a la
ciudad era la Puerta del Mar, que a cada lado tenía dos termas para que
se asearan los visitantes. Al verlas no pude evitar imaginar estar
bañándome en ellas, discutiendo sobre negocios o asuntos políticos (Sí,
he visto mucho en Canal Historia ¿Vale?) Las alcantarillas de Barcelona
Dan mal rollo, muy mal rollo (además de que no huelen precisamente a
Eau de Rochas, más bien a “eau de merde”). Al caso, que existe una
visita guiada al Depòsit de Retenció d’Aigües Pluvials Joan Miró en el
que además de poder imaginar que estás en una peli de espías huyendo del
malo malísimo (vale sí, tengo mucha imaginación) entenderás cómo se
canalizan los residuos o el agua procedente de la lluvia y qué hay bajo
el esplendor del carrer Valencia. Cala Sa Tuna
Barcelona tiene una cosa que Madrid, por mucho que intente imitar
nunca tendrá y es la playa. Aunque sea nuestro orgullo, cuando está
hasta la bandera de turistas le tomamos un poco de manía. Para no caer
en el error de volver a la Barceloneta te recomendamos esta recogida
cala de la Costa Brava. Genial para desconectar de la ciudad, que ser tan urbanita a veces cansa. La tienda de Souvenirs que no es una tienda de Souvenirs
El Chi Ton (Carrer de Provença, 300) parece una tienda más de
souvenirs horteras pero no es así. Bajo las sevillanas de plástico, los
mantones de manila y las tazas se esconde uno de los restaurantes
asiáticos más esclusivos de la ciudad condal: el Chi Ton. Uno de los
secretos de Barcelona mejor guardados.
sacado de https://barcelonasecreta.com/secretos-de-barcelona/
Hasta Iker Jiménez temblaría al ver cualquiera de estos sitios.
Mal rollo, congoja, vello erizado y una constante sensación de
inseguridad. Eso es lo que suelen inspirar los lugares abandonados. Los sentimientos se intensifican, más todavía, si antes fueron edificios con mucha vida o estructuras colosales.
Es normal que no sean pocos quienes intenten y quieran evitarlos.
Pero si, igual que nosotros, no eres de esos, quizás te guste saber que
en Barcelona también tenemos nuestros tesoritos en ruinas para visitar.
1. Torre Salvana
Bueno, técnicamente no es un edificio abandonado, sino que son unas
ruinas medievales de las que se tiene constancia al menos desde el 992.
Era una torre de defensa de la familia Cervelló. Aunque ha tenido muchos
nombres (Torre Salvana, la Torre d’Eles, la Torre de Cort o de Sacort),también se le conoce con el sobrenombre de Castillo del Infierno. Y desde luego lo merece, porque más de uno evitaría acercarse a solas por la noche a estas ruinas. Aunque si alguien le echa valor, la puede encontrar en Santa Coloma de Cervelló.
Fuente: http://enigmaps.com
2. Casino de l’Arrabassada
Pero si algún edificio da mal rollo y es digno de ser comentado por
Iker Jiménez, ése es el Casino de l’Arrabassada. Se inauguró en 1899 y
tuvo alrededor 23 años de gloria, pero con algunas, digamos, sombras. Cuenta la leyenda que disponía de una habitación del suicidio preparada para los empresarios arruinados. También
se dice que, tras su caída en desgracia por la prohibición del juego en
1912, fue el lugar elegido para varios fusilamientos durante la Guerra
Civil. Hoy día solo queda una montaña de ruinas envueltas en un halo de
misterio y muchos muertos sin nombre, apellidos ni rostro.
Muy cerca de Barcelona, en Sitges, se encuentra uno de los lugares
abandonados más grandes (por tamaño propiamente dicho) de la lista.
Cuenta la leyenda que el parque cerró porque los motores de la piscina
de olas fallaron y succionaron a un niño, que murió en el acto.
Es más probable, sin embargo, que fueran las deudas las que acabasen
con el parque solo dos años después de su apertura. Pero el misterio
queda ahí.
Fuente: Foto: Rudy
4. Balneario de La Puda de Montserrat
La Puda de Montserrat fue un balneario situado en el margen izquierdo del Llobregat. Se construyó aprovechando las aguas sulfurosas que emanaron gracias a un terremoto en el Siglo XVIII.
El balneario se edificó en 1870 y tuvo gran fama, acogiendo a la
burguesía más selecta de Barcelona. De hecho, durante sus mejores
momentos llegó a recibir la visita de la mismísima Isabel II. Se cerró
en 1958 debido a que una subida del río lo dejó inoperativo y desde
entonces está abandonado.
Fuente: Flickr de Daniel Martín
5. La Mussara
Un apunte antes de decir nada sobre La Mussara: está en Tarragona, no
en Barcelona. Pero éso no es óbice para que no pueda estar en la lista.
La Mussara es, como tantos otros pueblos en España -Belchite es,
quizás, el más mítico-, una localidad fantasma. O, siendo más preciosas,
abandonado. Abandonado, debido a lo que vino a ser llamado el Gran Trauma, desde 1959. La Mussara está envuelto por un halo de misterio que tiene que ver con dimensiones paralelas e historias diabólicas.
articulo sacado de https://barcelonasecreta.com/lugares-abandonados-barcelona/