La puerta que no conduce a ninguna parte en la Catedral de Barcelona
No es una ventana. No es un balcón. Es una puerta,
cerrada a cal y canto. Si la abres desde dentro de la Catedral y das dos
pasos, caerás desde una altura de tres metros al Carrer dels Comtes de Barcelona. No te garantizamos que sobrevivas.
¿Para qué quiere uno de los edificios más emblemáticos de toda
Barcelona una puerta que no lleva a ninguna parte? Estarás pensando. Y
no, no es una decoración de un arquitecto vanguardista ni un error de
diseño. Tampoco se trata de unos albañiles faltos de cálculo. La
explicación es mucho más sencilla (y obvia si echamos un rápido vistazo a
la pared bajo la puerta) que todo eso.
La puerta estaba conectada antiguamente al edificio frente a la Catedral, el Palau Reial Major, mediante un puente. Esta obra se hizo así bajo el mandato del rey Martí l’Humà (sí, el mismo cuyo trono codiciaba Hitler). Así, el monarca podía pasar desde su casa a la Catedral sin tener que mezclarse con la plebe. Cosas de reyes, ya saben.
La conexión le llevaba directamente a su palco, donde ahora se sitúa el órgano.
El puente se derribó bajo mandato de Felipe V a principios del Siglo XVIII, y desde entonces la antigua puerta permanece allí, cerrada y esperando. Foto principal: La Vanguardia Fuente: La Vanguardia
Desde siempre los edificios de Barcelona han
sabido llamar la atención. No es algo que digamos nosotros (que
también, no vamos a ir de falsos modestos) sino que es una opinión
compartida entre quienes nos visitan. Por desgracia, algunos de ellos ya
no están entre nosotros.
Hoy hemos rescatado de la memoria estos diez edificios que durante una época eran la envidia de otras ciudades.
El Torín
Fue la primera plaza de toros de Barcelona y estuvo operativa en La Barceloneta desde 1834
hasta 1923, a excepción de seis años entre 1835 y 1841 con motivo de
los disturbios de los conventos (comenzaron en la plaza por la “mala
calidad” de unas corridas y la cosa derivó en la muerte de varios
frailes). La plaza fue derribada en 1944 y hoy en día su lugar lo ocupa la Torre Mare Nostrum.
Casa Gralla
La Casa Gralla fue uno de los edificios señoriales de estilo renacentista más importantes de Barcelona y se encontraba en el Carrer de la Portaferrissa.
No está muy clara su construcción, pues los arquitectos y años bailan
en una tesitura propia de los siglos en los que fue construida, aunque
se cree que su aspecto final llegó con el Siglo XVI. En esta casa se
alojó gente de gran importancia como Fernando el Católico. Fue derribada en 1856 pese al descontento de muchos sectores para conectar el Carrer de la Portaferrissa con el Carrer de la Canuda, dando lugar al actual Carrer del Duc.
Hotel Internacional
El hotel se construyó expresamente para la Exposición Universal de 1888 en el Passeig de Colom y se edificó en… atención… ¡53 días! Para ello había turnos de trabajo nocturnos y se contó con 650 albañiles y peones, 100 carpinteros y 40 yeseros.
Desde su comienzo, el proyecto estaba marcado por su temporalidad (se
derribaría al final de la Expo) aunque poco a poco fueron surgiendo
defensores de hacer permanente el inmueble. Finalmente, el edificio
cumplió su cometido y fue demolido el 1 de mayo de 1889,
un año después de su inauguración. Tenía 600 habitaciones y 30
apartamentos para familias numerosas con una capacidad total para 2.000 personas.
Antigua sede del Círculo Ecuestre
Después de varias mudanzas, el Círculo Ecuestre se afincó por fin en el 38 del Passeig de Gràcia. El edificio fue inaugurado el 26 de octubre de 1926
por el rey Alfonso XIII. Tenía una fachada de mármol de 35 metros de
altura y fue uno de los edificios más trascendentes de la época. Pero
todo cambió con la llegada de la Guerra Civil y la ocupación de
Barcelona. La Falange tomó el edifico y cuando se deshizo de él en 1947
el Círculo Ecuestre no tenía la economía suficiente para mantenerlo.
Pabellón de la Compañía Trasatlántica
El estilo nazarí ya nos da una pista de quién proyectó este pabellón para la Expo del 88,
¿verdad? Pues sí, este edificio pertenece a la época en que a Guadí le
dio por lo mudéjar. La Compañía Trasatlántica pertenecía a Antonio López
y López, marqués de Comillas, para el que Gaudí estaba acabando por esos años El Capricho. No se sabe a ciencia cierta
cuándo fue derribado. Hay varias versiones, algunas apuntan a que se
derrumbó tras la Expo, otras sitúan su fin en 1920 y también existen
teorías que lo fechan en 1960.
Palau de Belles Arts
El Palau de Belles Arts te servía para un roto y para un descosido.
Por decirlo de alguna manera, era una especie de sala multiusos. Fue
construido también con motivo de la Expo del 88 y fue el edificio que acogió la inauguración oficial del evento
que marcó el cambio de Barcelona. En él se hacía de todos, lo mismo te
servía como sede para exposiciones artísticas, te albergaba conciertos,
te hacía de recinto deportivo o te valía como sala de actos. Fue
alcanzado durante la Guerra Civil por una bomba de la Aviación
Legionaria Italiana, lo que lo destrozó considerablemente. Tras barajar
varias opciones (como reformarlo en estación de autobuses) finalmente se
decidió por demolerlo en el verano de 1942.
Portal de Mar
Bueno, realmente hubo dos portales de Mar. El primero se construyó entre 1553 y 1563 para abrir un paso a través de las murallas de la antigua ciudad romana a la zona de La Barceloneta. Este se derribó en 1833 para construir una nueva que duró apenas 15 años, cuando a los responsables les dio por derrumbar toda la muralla romana.
Bar Torino
La vida del Bar Torino fue breve pero intensa, apenas nueve años entre su inauguración en 1902 y su cierre en 1911. Abierto en el número 18 del Passeig de Gràcia
por Flaminio Mezzalama (un italiano de Turín, de ahí el nombre) el
local alcanzó pronto gran fama en parte por su estilo modernista, en el
que participaron infinidad de reconocidos autores de la época: Antoni
Gaudí, Pere Falqués, Josep Puig i Cadafalch, Eusebi Arnau, Ricard
Urgell…
Casa Trinxet
La casa fue un encargo del empresario textil Avel·lí Trinxet i Casas al arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch. Se terminó en 1904 y estab situada en el 268 del Carrer de Córcega. También contribuyó a su diseño Joaquín Mir Trinxet con sus pinturas murales. Fue derribada en 1965, aunque se conserva buena parte del mobiliario.