Los arabes en Barcelona
Almanzor
El caudillo árabe fue el causante de uno de los episodios más traumáticos de Barcelona: su destrucción, saqueo y cautividad de sus habitantes | Los jinetes del ejército árabe recubrieron sus brazos con láminas de acero | Los documentos constatan rescates para redimir a los barceloneses cautivos
Una leyenda señala que Almanzor, para humillar a los barceloneses, se llevó las campanas de la catedral. Lo que sí pasó es que se quemaron multitud de documentos: esto causó años de pleitos sobre propiedades.
Los que ya tenemos una edad, hemos estudiado la historia con la ayuda de rimas. Por ejemplo: "En Calatañazor, Almanzor perdió el tambor", para así recordar la derrota infligida por las huestes cristianas al caudillo musulmán.
Pero a veces, la leyenda tiene sus problemas: así, no son pocos los
medievalistas que ahora insisten en que tal enfrentamiento no existió y
que no fue más que propaganda para desprestigiar a un militar invencible. Ahora bien, lo que es indudable es que Almanzor se plantó ante las murallas de Barcelona en el año 985 y que sometió a la ciudad a una de las peores destrucciones de su historia.
Joan
Roca, director del Museu d'Historia de Barcelona, sostiene que la
ciudad ha pasado por tres grandes traumas. Los bombardeos de la Guerra
Civil y el sitio de 1714 son dos, y la destrucción de la urbe por parte
de Almanzor, el primero. Curiosamente, sobre un episodio tan notable
prácticamente no hay pruebas arqueológicas: en ningún sitio se han
encontrado sustratos que certifiquen el asedio ni los incendios que
entonces debieron tener lugar, pero sabemos que ocurrió por la
documentación que hay de este episodio.
Almanzor, caudillo
militar que atormentó a los reinos cristianos en el siglo X, nació en
Algeciras en 939, sirvió al califato de Córdoba y en sus correrías cruzó
la Península, hasta Santiago de Compostela. Curiosamente, aunque varias
de sus razzias están profusamente documentadas, sobre su incursión a
Barcelona las fuentes no son abundantes. Del lado cristiano, está la
Crónica del monasterio de Sant Pere de les Puel·les, posterior a los
acontecimientos, y presenta serias dudas. Tampoco hay profusión de
relatos árabes. Pero en libros, artículos y tesis doctorales hay puntos
comunes. Uno de ellos es que esperó para asaltar la ciudad a que los
condes de Barcelona se hubieran desligado definitivamente de los reyes
francos.
Almanzor salió de Córdoba el 5 de mayo de 985 y
emprendió el camino hacia Barcelona por la costa mediterránea. También
sabemos que el asalto fue precedido de una batalla en la que el conde
Borrell II intentó evitar lo que se avecinaba. Hay grandes discrepancias
sobre dónde y cuándo se produjo este enfrentamiento, pero lo que es
seguro es que los cristianos fueron derrotados. Lo que no es cierto es
que Borrell II perdiera la vida en la lid, pues está comprobado que
vivió aún años.
Las fuentes árabes y cristianas coinciden en señalar que Almanzor
se plantó ante los muros de Barcelona el 1 de julio de 985 e iniciaron
un cerco imposible de resistir para los barceloneses. Una de las causas
de la superioridad del ejército árabe es que los jinetes habían
recubierto sus brazos con láminas de acero, que les permitía defenderse
de los golpes de las espadas creadas por los francos. También hay
narraciones acerca de episodios macabros, como que los sitiadores
lanzaban las cabezas de los caballeros abatidos en la batalla anterior
al interior del perímetro, para acobardar a los defensores. El día 6,
Almanzor tomó la ciudad a sangre y fuego.
Como queda dicho, no
hay restos arqueológicos de los incendios y saqueos que, a buen seguro
tuvieron que ocurrir, pero tenemos noticias de la hecatombe por otra
vía: una de las consecuencias de la conquista fue la toma de cautivos,
cuyos rescates están documentados. Hay autores que apuntan a escenas
dantescas, como una suerte de mercado celebrado en las inmediaciones de
la urbe adonde acudieron los familiares para saber qué suerte correrían
sus deudos, ya prisioneros. Hay constancia de rehenes en Córdoba y
Huesca.
Los documentos de los rescates nos han legado los nombres
de algunos de estos prisioneros. Por ejemplo, Emma, esposa de Guillem,
que luchó en defensa de la ciudad. O Udalard, hijo del vizconde Guitard.
O el juez Aurús, que ya estaba de vuelta en Barcelona en el 986, tras
pagar su rescate, para lo cual gozó de una ayuda del monasterio de Sant
Cugat que no fue desinteresada, pues le exigieron parte de su
patrimonio.
Y, así es la condición humana, el regreso no fue
fácil ni alegre para todos. El 8 de mayo del año 1000 se celebró un
juicio en el palacio real. La causa es que una mujer llamada Madrona
denunció que mientras permaneció recluida en Córdoba, su hermano Bonhome
le había usurpado sus bienes y los de su difunto marido, Ennegó.
Comprobada la veracidad de la acusación, este descendiente de Caín fue
obligado a retornar las viñas y tierras de sus parientes, ubicadas en la
zona de Magòria.
Las fuentes árabes sitúan a Almanzor
de regreso en Córdoba el 23 de julio. O sea, que se entretuvo poco en
su correría, cuya consecuencia fue la devastación de Barcelona. Murió el
9 de agosto de 1002 en Medinaceli, de enfermedad, y más que
probablemente sin perder el tambor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario