Barcelona es mucho más que los dibujitos que aparecen en los buses turísticos y las postales que venden en la tienda de souvenirs. Eso es solo la fachada, conocer la ciudad requiere más tiempo que la construcción de la Sagrada Familia y solo un verdadero barcelonés lo entiende. Hay lugares que no están en las guías turísticas, incluso cuesta encontrarlos por internet pero que dibujan una ciudad cosmopolita y actual pero con muchos secretos e historias que descubrir ¿Se me pasa alguno?
Hay un Museo del Chocolate
Lo creáis o no, existe un sitio que no tiene nada que envidiar a la fábrica de Willy Wonka; en el que los monumentos y catedrales de Barcelona están hechos de cacao y en el que el nivel de endorfinas está por las nubes: el Museu de la Xocolata.
Bar clandestino
El Dry Martini (C/Aribau, 172) es uno de los mejores bares de la ciudad para tomarse un gin-tonic y es muy exclusivo, tanto que para entrar tienes que saberte la contraseña. Su barra de madera está considerada una de las mejores del mundo y, hablando de sentirse como en una peli, esta sería una de cine negro o mafiosos.
Refugios antiaéreos
Es posible visitar algunos de los que se utilizaron para protegerse de los ataques aéreos durante la Guerra Civil. De hecho, Barcelona fue la primera ciudad en tener a la población civil como objetivo de los bombarderos durante una guerra. Se encuentran bajo tierra y el hecho de estar ahí pone los pelos de punta. De hecho, lo que más recuerdo de esta experiencia es el silencio y el frío que nos acompañó en todo momento, eso que era primavera…
Estatua de la libertad
Dicen que Barcelona es el Nueva York español y con razón: los taxis son amarillos, el glamour se respira en cada esquina y tenemos nuestra propia Estatua de la Libertad. Vale, no es tan grande como la estadounidense pero el hecho de que no tenga tantas pretensiones la hace aún más especial. Se encuentra en la Biblioteca Arús (Passeig de Sant Joan, 26) y es una de las tres reproducciones que existen en el mundo (la otra es la de París, que también está al aire libre).
Escudo del barça en Santa María del Mar
Desde que se publicó el libro La Catedral del Mar no hay día en el que no haya algo de cola para visitarla. Muchos son los que han podido revivir los pasajes del best seller pero seguro que estaban tan entretenidos imaginando a Arnau que olvidaron que en una de sus vidrieras tiene camuflado el escudo del Barça.
Terraza Hotel Olivia Plaza
Uno de los mejores lugares para sorprender a ese ligue indie que conociste en el KGB. Es un poquito cara pero el ambiente y las vistas a la ciudad que ofrece merecen bastante la pena. Ideal para disfrutar de un afterwork en un ambiente relajado con música Chill Out.
Termas romanas
C/Regomir 7-9
Ave César, los que se van a relajar, te saludan. El comercio marítimo era importantísimo en aquella época y uno de los puntos de acceso a la ciudad era la Puerta del Mar, que a cada lado tenía dos termas para que se asearan los visitantes. Al verlas no pude evitar imaginar estar bañándome en ellas, discutiendo sobre negocios o asuntos políticos (Sí, he visto mucho en Canal Historia ¿Vale?)
Las alcantarillas de Barcelona
Dan mal rollo, muy mal rollo (además de que no huelen precisamente a Eau de Rochas, más bien a “eau de merde”). Al caso, que existe una visita guiada al Depòsit de Retenció d’Aigües Pluvials Joan Miró en el que además de poder imaginar que estás en una peli de espías huyendo del malo malísimo (vale sí, tengo mucha imaginación) entenderás cómo se canalizan los residuos o el agua procedente de la lluvia y qué hay bajo el esplendor del carrer Valencia.
Cala Sa Tuna
Barcelona tiene una cosa que Madrid, por mucho que intente imitar nunca tendrá y es la playa. Aunque sea nuestro orgullo, cuando está hasta la bandera de turistas le tomamos un poco de manía. Para no caer en el error de volver a la Barceloneta te recomendamos esta recogida cala de la Costa Brava. Genial para desconectar de la ciudad, que ser tan urbanita a veces cansa.
La tienda de Souvenirs que no es una tienda de Souvenirs
El Chi Ton (Carrer de Provença, 300) parece una tienda más de souvenirs horteras pero no es así. Bajo las sevillanas de plástico, los mantones de manila y las tazas se esconde uno de los restaurantes asiáticos más esclusivos de la ciudad condal: el Chi Ton. Uno de los secretos de Barcelona mejor guardados.
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