CARRER PETRITXOL
Calle den petrixol tiene 130 metros de largo
y
va desde la calle puertaferrisa a la Calle del Pi
DE CÓMO UN CLÉRIGO COMPRÓ EL SUELO
DE LA CALLE PETRITXOL
Cuando Barcelona vivía bajo el dominio musulmán, allá por los años 800,
los moros habían dejado solamente una iglesia abierta para los
cristianos, que era la del Pi.
Un viejo sacerdote, único clérigo que quedaba en Barcelona, había de decir todos los días una misa, pero no le permitían decirla más que a las cinco de la mañana, es decir, antes del amanecer, porque en el momento de salir el sol habían de empezar las zalemas de los muezzines en las torres de las mezquitas, y hubiera sido ofensivo para ellos quedijera a la misma hora una misa de los cristianos.
Pero el camino desde el Raval, donde vivían los cristianos, hasta la iglesia del Pi, no podía hacerse por el camino más corto, ya que el emir consideraba que ese camino solamente debía servir para los buenos mahometanos pero no para los infieles. Así que el camino para ir a la iglesia tenía que hacersedando un gran rodeo.
Un viejo sacerdote, único clérigo que quedaba en Barcelona, había de decir todos los días una misa, pero no le permitían decirla más que a las cinco de la mañana, es decir, antes del amanecer, porque en el momento de salir el sol habían de empezar las zalemas de los muezzines en las torres de las mezquitas, y hubiera sido ofensivo para ellos quedijera a la misma hora una misa de los cristianos.
Pero el camino desde el Raval, donde vivían los cristianos, hasta la iglesia del Pi, no podía hacerse por el camino más corto, ya que el emir consideraba que ese camino solamente debía servir para los buenos mahometanos pero no para los infieles. Así que el camino para ir a la iglesia tenía que hacersedando un gran rodeo.
La
leyenda cuenta que el viejo sacerdote,despues de decir la misa fue a
sacar agua del pozo para lavar el cáliz y la patena, cuando he aquí que
se le cayó el cubo al pozo. Metió con una cuerda unos garfios, y en vez
de sacar el cubo sacó un cofre lleno de monedas de oro. Volvió a echar
el garfio y inunda vez sacó un cofre repleto de oro.
Comprendió el anciano cura que aquel tesoro debía ser de los cristianos que no tuvieron tiempo de huir, y lo escondieron ante la invasión musulmana.
Entonces, pensando en que la primera necesidad de su parroquia era tener feligreses, y que muy pocos venían a misa por aquel rodeo que había que dar para entrar por el otro lado de la ciudad, decidió presentarse al emir, y le dijo:
-Soy hombre anciano y mis piernas están cansadas para dar ese gran rodeo que se nos obliga a dar para entrar en la ciudad, y poder ir a nuestra iglesia.
Comprendió el anciano cura que aquel tesoro debía ser de los cristianos que no tuvieron tiempo de huir, y lo escondieron ante la invasión musulmana.
Entonces, pensando en que la primera necesidad de su parroquia era tener feligreses, y que muy pocos venían a misa por aquel rodeo que había que dar para entrar por el otro lado de la ciudad, decidió presentarse al emir, y le dijo:
-Soy hombre anciano y mis piernas están cansadas para dar ese gran rodeo que se nos obliga a dar para entrar en la ciudad, y poder ir a nuestra iglesia.
-De sobra sabes, anciano, que para un acto religioso no puedo permitir
que vayáis por una misma calle por donde a esa hora han de pasar mis
súbditos a sus oraciones.
Insistió el anciano clérigo:
-Me han dicho, señor, que vuestro erario está escaso de dineros. ¿No podría hacerse un arreglo para que me vendierais el suelo de esa calle que va desde la muralla hasta mi iglesia?
Quedó pensativo el emir.
-Eso os costaría mucho dinero. Más del que podéis reunir vuestra miserable comunidad.
-Decidme cuánto, y yo veré si está en nuestros posibles.
- Pues bien, ya que estáis insistiendo os lo diré. Voy aponeros un precio tan alto que nunca estará a vuestro alcance.Si queréis que os venda esa calle habéis de cubrir su suelo de monedas de oro, desde la Puerta Ferrissa hasta la iglesia del Pi.,
Pasaronron unos días. El anciano clérigo había hecho explorar el fondo del pozo y encontró en él todavía mucho más oro.Todo el oro que los barceloneses tenían en su poder allá por el año 711 y que lo habían dado a la iglesia para que fuese escondido en lugar seguro ante la invasión sarracena.
El anciano clérigo se presentó nuevamente al emir.
-He conseguido reunir el dinero que pedís. Si os place podemos ahora mismo empezar a cubrir de monedas de oro el suelo de la calle.
Desde la iglesia del Pi empezaron a sacar cofres de monedas de oro y a esparcir éstas por el suelo. Al llegar cerca do la Puerta Ferrissa el dinero se agotó. Faltaban solamente unos metros. Pero el emir que no quería que se le escapase tan buen negocio, dijo:
-No os preocupéis pues si no tenéis dinero bastante, como para llegar hasta la Puerta Ferrissa, os daré el terreno hasta donde llegan vuestras monedas. Aquí abriremos una nueva puerta en la muralla, y por ella y ese camino podréis ir v venir libremente los cristianos, sin tener que cruzaros con mis musulmanes.
Recogió el emir la enorme suma de dinero que se habla esparcido por todo el trayecto de la calle, y en efecto, mando abrir un portillo en la muralla, cerca de la Puerta Ferrissa Portillo o Portichuelo que desde entonces dio nombre a la calle, que por eso se llama Petritxol, o Portitxol.
Segun Victor de Balaguer el en una casa de esta calle habia una gran cara de piedra, que se suponia haber sido la señal de un burdel en aquel sitio. y segun él, el que nombre de la calle parece ser propio de alguna familia.
Insistió el anciano clérigo:
-Me han dicho, señor, que vuestro erario está escaso de dineros. ¿No podría hacerse un arreglo para que me vendierais el suelo de esa calle que va desde la muralla hasta mi iglesia?
Quedó pensativo el emir.
-Eso os costaría mucho dinero. Más del que podéis reunir vuestra miserable comunidad.
-Decidme cuánto, y yo veré si está en nuestros posibles.
- Pues bien, ya que estáis insistiendo os lo diré. Voy aponeros un precio tan alto que nunca estará a vuestro alcance.Si queréis que os venda esa calle habéis de cubrir su suelo de monedas de oro, desde la Puerta Ferrissa hasta la iglesia del Pi.,
Pasaronron unos días. El anciano clérigo había hecho explorar el fondo del pozo y encontró en él todavía mucho más oro.Todo el oro que los barceloneses tenían en su poder allá por el año 711 y que lo habían dado a la iglesia para que fuese escondido en lugar seguro ante la invasión sarracena.
El anciano clérigo se presentó nuevamente al emir.
-He conseguido reunir el dinero que pedís. Si os place podemos ahora mismo empezar a cubrir de monedas de oro el suelo de la calle.
Desde la iglesia del Pi empezaron a sacar cofres de monedas de oro y a esparcir éstas por el suelo. Al llegar cerca do la Puerta Ferrissa el dinero se agotó. Faltaban solamente unos metros. Pero el emir que no quería que se le escapase tan buen negocio, dijo:
-No os preocupéis pues si no tenéis dinero bastante, como para llegar hasta la Puerta Ferrissa, os daré el terreno hasta donde llegan vuestras monedas. Aquí abriremos una nueva puerta en la muralla, y por ella y ese camino podréis ir v venir libremente los cristianos, sin tener que cruzaros con mis musulmanes.
Recogió el emir la enorme suma de dinero que se habla esparcido por todo el trayecto de la calle, y en efecto, mando abrir un portillo en la muralla, cerca de la Puerta Ferrissa Portillo o Portichuelo que desde entonces dio nombre a la calle, que por eso se llama Petritxol, o Portitxol.
Segun Victor de Balaguer el en una casa de esta calle habia una gran cara de piedra, que se suponia haber sido la señal de un burdel en aquel sitio. y segun él, el que nombre de la calle parece ser propio de alguna familia.
El estrecho y corto calle de Petritxol es sin duda uno de los más populares de Barcelona, con sus concurridas granjas y chocolaterías. Fue abierto en 1465 aunque de aquella época no queda ningún vestigio. El nombre proviene del propietario de los terrenos que cruzaba la calle. La mayor parte de fachadas son de los siglos XVIII y, predominantemente, de mediados del XIX. Destaca la casa Fontrodona, en el núm. 4, proyectada por Miquel Garriga i Roca en 1877, y la Sala Parés, una de las galerías de arte más antiguas y reputadas de Barcelona, abierta en el año 1840. Fue la primera calle convertido íntegramente en calle peatonal, empedrado y sin aceras, en el año1959.
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